martes, 27 de marzo de 2012

LA NIÑA DE LA PUEBLA



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DOLORES JIMÉNEZ ALCÁNTARA, cantaora paya, más conocida con el nombre artístico de LA NIÑA DE LA PUEBLA, nació en La Puebla de Cazalla (Sevilla) el 28 de julio de 1908. y murió en Málaga el 14 de junio de 1999 donde se le traslado después de desplomarse en la peña de Huelva mientras cantaba en directo por soleá, contaba 91 años de edad. Su padre era peluquero, fue el que le escribía casi todas las letras, había heredado su afición a cantar de su madre, natural de Morón de la Frontera, (Sevilla), Se quedó ciega a los pocos días de nacer por culpa de una infección. Sus padres se trasladaron a Sevilla para curarla pero fue inútil su curación. Pero esto no fue ningún obstáculo para que La Niña de la Puebla se presentara a concursos de cante por los pueblos de Sevilla.

En La puebla de Cazalla
que orgulloso están,
de haber tenido a la cantaora
más grande de toda la humanidad
de la historia del flamenco
que no se podrá jamás igualar,
su ceguera fue como una bendición,
para alúmbranos los caminos
del cante como pura salvación,
siempre la recordaremos
en el cielo y en la tierra,
porque fue una gran emperaora
Siendo del cante una reina.

Pepe Marchena era su ídolo, y ella seguía su escuela, hasta que Pepe Marchena la descubrió y se la llevó de gira, haciéndola debutar en el Olimpia de Sevilla en 1931. y al año siguiente lo hizo en Madrid, en el Cine Variedades, actuando también en el Salón Olimpia madrileño. Su debut en los teatros madrileños, tuvo lugar en el Teatro Fuencarral, junto a El Carbonerillo y El Corruco de Algeciras, en 1932. En ese mismo año 1932 hizo su primer disco para la casa Regal, grabando por primera vez los Campanilleros con los que tanta fama consiguió. En 1933, realizó su primera película, Madre Alegría. Este mismo año presentó en público a Juanito Valderrama. Estrenó obras lírico andaluzas, entre ellas Sol y Sombra, de Quintero y Guillén, y Cuando la noche es eterna de Diego Isern y Lloset, representándolas en toda España.

jueves, 1 de marzo de 2012

Imperio Argentina





(Nombre artístico de Magdalena Nile del Río; Buenos Aires, 1906 - Benalmádema, España, 2003) Actriz y cantante argentina, estrella de los escenarios y de la canción entre los años treinta y sesenta del siglo XX y protagonista de un gran número de películas que la catapultaron hacia la fama.

Nacida en el tradicional barrio porteño de San Telmo, era hija del guitarrista de origen gibraltareño Antonio Nile y de la actriz malagueña Rosario del Río. Contaba sólo seis años cuando subió por primera vez a un tablado, y no lo abandonó hasta pasados los ochenta. No obstante, cuentan que su debut artístico lo hizo con cuatro años en el bonaerense Café Armonía y que aquel día, como premio a su actuación, recibió leche merengada.

Malena, como la llamaban en su infancia, debe su nombre artístico, Imperio Argentina, al escritor Jacinto Benavente, que quedó impresionado por el desparpajo artístico de una niña que, con el paso de los años, se convertiría en una talentosa actriz, reconocida más allá de su Argentina natal y con cuyo nombre han sido bautizadas varias calles españolas. El que fuera años más tarde premio Nobel de Literatura justificó la elección de este nombre diciendo: «Canta tan bien como Pastora Imperio y baila tan bien como Antonia Mercé, la Argentinita».

Su debut sobre los escenarios tuvo lugar en 1924, en el teatro Romea de Madrid, de la mano de la Argentinita. En 1927, el director cinematográfico Florián Rey la escogió para interpretar La hermana San Sulpicio, película muda basada en la novela homónima de Armando Palacio Valdés. En 1928 viajó a Alemania para rodar Corazones sin rumbo, de la que sólo se conservan unos minutos.

Poco después, el cine sonoro llamaría a su puerta. En 1930 interpretó El profesor de mi mujer, y un año después, Cinépolis. Obtuvo un especial éxito con la película Su noche de bodas, dirigida por Louis Mercanton y Florián Rey, en la que cantaba el vals Recordar, a dúo con Manuel Russell, que llegó a ser el éxito discográfico del momento. Después rodó Lo mejor es reír, versión española de Rive gauche, a las órdenes de Alexander Korda. Mas tarde interpretó ¿Cuándo te suicidas? y el cortometraje El cliente seductor (1931), junto con Maurice Chevalier.

Como guinda a un gran año, la todopoderosa Paramount la fichó para actuar en dos películas junto a su compatriota Carlos Gardel. De esa unión nacieron La casa es seria y Melodía de arrabal (1932), filme que la consagró en las pantallas norteamericanas. Posteriormente, Florián Rey la dirigiría en dos de sus mayores éxitos, Morena Clara y Nobleza baturra, ambas de 1935.

Años de luces y sombras

Sin embargo, la biografía de Magdalena Nile del Río está plagada de luces y sombras. El éxito de sus películas se vio ensombrecido a fines de la década de los treinta y principios de los años cuarenta por su flirteo con la corriente falangista de la época. Primo de Rivera y el mismísimo general Francisco Franco se declararon fervientes admiradores de la diva. Pero el escándalo la salpicó de lleno cuando el ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbels, la invitó a Alemania y le presentó a Adolf Hitler, quien, maravillado por el porte y la belleza de la artista, la persuadió para que interpretara un filme sobre Lola Montes, la aventurera irlandesa que fascinaba al dictador.

Imperio reconoció años más tarde la grata impresión que le causó el Führer, aunque rememoró también con horror y tristeza la llamada Noche de los Cristales Rotos (1938) que se desarrolló en Berlín contra sinagogas y hogares judíos. Imperio se encontraba en la capital, y fue ese día cuando la venda se le cayó de los ojos y descubrió los horrores del nazismo al visitar a su sombrerera, de origen judío, y encontrarla muerta junto a su marido.


Esta vinculación con el régimen nazi le creó problemas y enemistades, aunque también grandes amigas, como la actriz alemana Marlene Dietrich. Rodó un buen puñado de películas por aquellas tierras, entre ellas una versión de la Carmen de Prosper Mérimée, y fue la niña mimada de la productora alemana UFA.

Tras su aventura en la Alemania nazi, Malena sufrió el rechazo internacional, que se hizo patente con abucheos y piquetes frente a los teatros donde actuaba en Nueva York, México, D. F., y en la propia Argentina. Durante los años cuarenta trabajó a las órdenes del director Benito Perojo en las películas Goyescas, Bambú, Los majos de Cádiz y Lo que fue de la Dolores, pero no fue hasta la década de los cincuenta cuando recuperó el prestigio mancillado.

De aquellos años salieron de su voz éxitos como Los piconeros o La cieguita y una vez más, como si del destino se tratara, otro gran personaje de la historia del siglo XX se rindió a sus pies: Fidel Castro. El Comandante quedó fascinado por la artista, quien cosechó un gran triunfo en la Cuba prerrevolucionaria. Muchos dicen que su belleza y su gran talento constituyeron el cóctel perfecto para un éxito que estaba escrito desde el mismo día en que vino al mundo.

Contrajo matrimonio con el director de cine Florián Rey y, tras su separación, con el conde de las Cabezuelas, a quien abandonó poco después recibiendo por ello una reprimenda de la Iglesia. Su gran dolor fue sin duda la pérdida de sus dos únicos hijos, una pena que la marcó de por vida. En alguna ocasión se dijo que su gran amor había sido el actor Rafael Rivelles. Con Carlos Gardel tuvo sus más y sus menos, ya que ambos presumían de tener un carácter indomable, y como fruto de esa relación profesional, que no pasional, nació un gran dúo que protagonizaría Melodía de arrabal; de hecho, Imperio fue la única mujer que cantó con el gran autor de tangos.



Su azarosa vida la llevó a publicar en 2001 el libro de memorias Malena Clara, e inspiró el personaje femenino de la película La niña de tus ojos (1998), de Fernando Trueba, interpretado por Penélope Cruz, aunque Imperio se molestó con el filme al considerar que narraba determinados episodios de su vida.

Títulos inolvidables

La filmografía de Malena sumó un total de veintidós películas y un puñado de folletines que rodó en los últimos años de su vida ante las cámaras. De esa última época nacieron títulos como Ama Rosa (1960), Tata mía (1986) y también El polizón del Ulises (1987).

Las grandes dotes artísticas de Imperio Argentina la llevaron también a grabar canciones con el guitarrista y vocalista Rafael Medina para el sello Parlophone, así como melodías cubanas y la versión de un éxito del cine estadounidense, «Carioca», baile que alcanzaría su mayor apogeo con la coreografía que popularizaron Fred Astaire y Ginger Rogers en Volando a Río (1933).

Imperio también grabó tangos que Tania y Libertad Lamarque cantaban en América, rivalizando en España sólo con Carmencita Aubert, la popular tanguista y actriz catalana. Los temas Danza maligna y Hacelo por la vieja los cantan al mismo tiempo una y otra, Carmencita para Odeon e Imperio para el sello Parlophone, y es asunto de coleccionistas y melómanos opinar cuál de las dos cantaba mejor.



Sin embargo, a pesar de ser una referencia entre sus colegas españolas, como Juanita Reina, Concha Piquer o Paquita Rico, ella misma confesó que, aunque muchos la consideraban «más andaluza que las andaluzas», lo suyo fue siempre el tango. Y su canción, la que recordaría siempre y guardaría en su memoria, fue Caminito campero, interpretada con Gardel.

Pasados los noventa años recibió la medalla de honor de la Universidad Complutense de Madrid. También se le concedió en Buenos Aires el título de «ciudadana ilustre», aunque ella se sentía especialmente orgullosa de tener un retrato suyo colgado en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS). El destino no le concedió su último sueño: reunir sobre un escenario a sus compañeras de cante junto al reconocido bailarín de flamenco Pepe Marchena. Su luz se apagó en la localidad malagueña de Benalmádena -donde residía desde hacía veinticinco años y donde en marzo de 1999 obtuvo la nacionalidad española- el 22 de agosto de 2003, junto a sus seis nietas y ocho bisnietos. El eco de su muerte, igual que su vida, recorrió el mundo entero.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Juanita Reina, la última de peina y volantes






Antonio Burgos /Juanita Reina, la última de peina y volantes



Más que española, andaluza. Más que andaluza, sevillana. Más que sevillana, macarena. Más que macarena, de la calle Parras. En el barrio, seguía siendo la hija de Miguel el Pescadero, que, como tantos padres macarenos, quería que su niña fuera artista. Cerca del Arco contaban que la Virgen tenía pelo de verdad, que era la mata de pelo que, como una saeta, se había cortado Juanita Reina para entregárselo a su Esperanza, a la que tantas veces había cantado la "Salve" que le escribió Manuel López Quiroga con letra de Rafael de León.

Juanita Reina fue como una Montserrat Caballé de la copla. Había empezado de Juanita y ha muerto de Doña Juana, en el supremo trono de las última de las grandes estrellas de la canción andaluza, que en la época de sus grandes triunfos, de sus grandes películas, de sus grandes giras, era todavía el cuplé. Por delante, en el tiempo y en el espacio de escribirle a España una memoria sentimental, estaba Doña Concha. Piquer naturalmente. Pero los macarenos de Sevilla decían que dónde se va comparar, que la valenciana diría la copla con más perfección, pero que Juanita la cantaba con más sentimiento. Nuestra. Abría el "Capote de grana y oro" y era la plaza del Arenal la que estaba en aquellos escenarios de España y del mundo que conquistó por los terrenos de adentro ante el poderío orgulloso de la Piquer. A la luz de las "Cinco farolas", se iba encendiendo su propia luz de estrella, cuando ya se habían apagado las "Zambras" de los años cuarenta, Manolo Caracol se había separado de Lola Flores y aún estaban naciendo las nuevas: Rocío, Marifé, Isabel.

Juanita Reina, Juana Reina, Doña Juana Reina son tres etapas en su personal forma de interpretar los cuplés, temblorosa la voz, majestuosa en los paseítos por el escenario. Su voz ha quedado unida a los grandes monumentos que para escribieron expresamente la triadas capitolinas de Quintero, León y Quiroga u Ochaíta, Valerio y Solano. Entre el teatro y el cine se afirmó su reinado en unas radios de cretona por las que sonaba "Lola la Piconera", "Yo soy esa", "Callejuela sin salía" y, sobre todo, "Francisco Alegre". En los carteles de cine habían puesto el nombre que Florián Rey lo quiso mirar. Así, Juanita fue la muda de la promesa del camino del Rocío en "La Blanca Paloma" y Juanita, Juana, Doña Juana Reina ya siguió de eterna Lola, que lo mismo se iba a los Puertos que era la Piconera que ponía al Cádiz de las Cortes de José María Pemán voz de copla a un romance de liberales de 1812. Un "Vendaval" que era "Canelita en rama". Algo que, como es lógico, "Sucedió en Sevilla". Juana corrió medio mundo con su bata de cola y con su señorío. Dio la imagen perfecta de lo que se ahora se entiende por la folklórica: "De las de peina y volante qué pocas vamos quedando", cantó muchas veces en sus últimos años, y los mariquitas del gallinero le decían "Juana, no te mueras nunca". Juana estaba de gira en La Habana el día que entró Fidel Castro. "Hermana, hermana --dijo a Loli, su telonera y compañera en "Gloria Mairena"-- ¿por qué tirarán estos tíos tantos cohetes? ¿Qué fiesta será?" Castro había entrado en La Habana y en España habían entrado la televisión, el microsurco, el desarrollismo. La muerte del cuplé. Juanita se retiró prácticamente, se casó con Federico Casado "Caracolillo", puso un restaurante en Madrid, una academia en Sevilla y le dio un hijo armao a la Centuria de la Macarena. Rescatado y recuperado el género al cabo de los años y liberada la copla por los progres de su estigma de franquismo, Juana fue proclamada como la gran Reina del género, y tuvo la culminación de su carrera en el "Azabache" de la Expo de Sevilla de 1992, junto a Rocío Jurado, Nati Mistral, María Vidal e Imperio Argentina. Surgió la resurrección y rescate de la copla, pero había ya pasado el tiempo de Juanita: "De las de peina y volante, qué pocas vamos quedando". Muerta Doña Juana Reina puede decirse que ninguna. Los lorquianos mariquitas de las azoteas llorarán hoy porque aunque le decían "Juana, no te mueras nunca", ha muerto la última de las de peina y volantes. La Reina ha muerto. ¡ Viva la copla!

martes, 31 de enero de 2012

Torbellino de Colores...




"Torbellino de Colores
No hay en el mundo otra flor
Que el aire mueva mejor mejor
Que se mueve Lola Flores."

(José María Pemán)

miércoles, 25 de enero de 2012